Hola Haico
En la clase de hoy vamos a estudiar estos contenidos:
0) Actividad de calentamiento
1) Corregir deberes
2) Quiz de palabras con hache y sin hache
3) Ya, ya no, todavía, todavía no
4) El vocabulario del ocio
5) El vocabulario del verano (Texto: "Huele a verano", de Elvira Rodríguez)
No sé si lo habéis pensado alguna vez, cuando llega el atardecer y las calles huelen a la sal del mar. Cuando corre una ligera brisa y, a pesar de la hora que marca tu reloj, una chaqueta basta para recorrer las calles. Huele a verano. No sé si sabéis de qué sensación hablo exactamente. Cuando una cerveza, después de cenar, se alarga en una terraza, junto a un par de amigos. Cuando las voces llenan las plazas, que huelen a pescaíto fresco, y se oye el brindar de dos copas de vino.
Huele a verano, y no hay fragancia que más nos guste. Cuando caminas por la calles, sonriente con un vestido de flores. Cuando te pones tus gafas de sol, tu pantalón corto, tu camiseta de tirantes, y comes un helado.
Llegan las mañanas a través de las persianas de tu habitación. Cuando miras por la ventana y el termómetro te reta a salir al asfalto ardiente o a navegar por la arena de la playa. Y en las comidas no falta una ensaladilla rusa, un poco de salmorejo o un gazpacho fresco. Por las tardes, la siesta a la sombra. Algunos se balancean en las hamacas. Otros optan por la toalla en la piscina o en el mar, con un sombrero de paja para evitar los rayos de sol. Otros, sencillamente, se abandonan al sofá hasta que el calor permita salir a la calle.
Tardes en la plaza del pueblo, con los amigos de siempre. Comentando el invierno, jugando a las cartas y viendo pasar las horas. Con reencuentros imprevistos y viejos conocidos. Con muchos planes por hacer, con muchas expectativas. Un verano que, cada año, recolecta recuerdos para el invierno.
Tardes de piscina, de moreno al sol o de rojo en la ducha. Tardes de mochila al hombro, de retos en la montaña y kilómetros que te enseñan un paisaje desconocido. De días con olor a tierra y noches iluminadas por hogueras. Tardes de playa, de arena en el bolso, en la ropa, en las zapatillas. Tardes jugando a las palas, peleándote con las olas del mar, y de duelos con las gaviotas. Enterrando a amigos en la arena y robando besos entre las rocas. Tardes de libro entre las manos a la sombra de un árbol o de pasos en el paseo marítimo.
Verano de viajes. De días con los colegas muy lejos de casa, de fiesta y pocas horas de sueño. De amores de verano. Que llegan y se van, que nos vuelven locos y nos devuelven la cordura. Que se agotan como los segundos en una cuenta atrás, como los días que nos quedan cerca, hasta que llegue Septiembre. Y también, verano de desamores.